
Guía completa para el acabado de hormigón
Preparación y herramientas esenciales para un acabado perfecto
El éxito de un buen acabado de hormigón no solo depende de la técnica, sino también de una preparación adecuada y del uso de las herramientas correctas. Antes de que el camión hormigonera llegue, es fundamental tener todo a mano. Un trabajo de acabado es una carrera contra el tiempo, y no hay margen para buscar una herramienta perdida. La lista de indispensables incluye:
- Regla o codal de nivelación (Screed): Una tabla larga y recta (de madera o aluminio) utilizada para nivelar el hormigón recién vertido a la altura de los encofrados.
- Flotador o fratasadora (Float): Generalmente de magnesio o madera. El flotador grande (bull float) con mango largo se usa para alisar grandes superficies, mientras que el flotador de mano (hand float) es para áreas más pequeñas y bordes. Su función es empujar los agregados gruesos hacia abajo y traer la pasta de cemento a la superficie.
- Llana de acero (Steel Trowel): Esencial para lograr un acabado liso y denso. Se utiliza después del flotado, una vez que el hormigón ha comenzado a fraguar.
- Bordeadora (Edger): Una herramienta que crea un borde redondeado y prolijo en los límites de la losa para prevenir desconchones y roturas en el futuro.
- Ranuradora (Groover/Jointer): Se usa para crear juntas de control, que son ranuras planificadas que ayudan a controlar la ubicación de las grietas por contracción.
- Escoba de cerdas duras: Utilizada para crear un acabado texturizado y antideslizlizante, muy común en exteriores.
El proceso de acabado del hormigón paso a paso
Cada etapa del acabado debe realizarse en el momento preciso. La paciencia es clave; trabajar el hormigón demasiado pronto o demasiado tarde puede arruinar el resultado final. La temperatura, la humedad y la mezcla de hormigón afectarán los tiempos de fraguado.
Paso 1: Nivelación inicial o regleado (Screeding)
Inmediatamente después de verter y distribuir el hormigón en el encofrado, el primer paso es el regleado. Se coloca una regla o codal sobre los bordes del encofrado y se arrastra a lo largo de la superficie. El movimiento no es un simple arrastre, sino un ligero vaivén, como si se estuviera aserrando. Esto ayuda a que el hormigón se asiente correctamente, eliminando el exceso de material y rellenando los huecos. Es un trabajo que a menudo requiere dos personas, una a cada lado del encofrado, para mantener la regla nivelada y avanzar de manera uniforme.
Paso 2: El sangrado del agua y el primer flotado
Después del regleado, el hormigón comenzará a "sangrar". Esto significa que el agua excedente de la mezcla subirá a la superficie, creando un brillo acuoso. Es absolutamente crucial esperar a que esta agua se evapore por completo. Trabajar la superficie mientras hay agua de sangrado atrapará el agua, debilitando la capa superior y provocando problemas de durabilidad como el desconchado. Una vez que el brillo desaparece, es el momento de usar el bull float. Deslízalo sobre la superficie en arcos largos y superpuestos, empujando hacia adelante con la herramienta casi plana y tirando hacia atrás con el borde de ataque ligeramente levantado para no cavar en el hormigón. El objetivo es alisar las marcas del regleado y comenzar a consolidar la superficie.
Paso 3: El trabajo de los bordes y juntas de control
Mientras el hormigón aún está plástico pero ya soporta algo de peso, es el momento de definir los detalles. Usa la bordeadora, deslizándola entre el encofrado y la losa de hormigón. Hay que mantenerla plana sobre la superficie y presionar lo suficiente para crear un borde limpio y redondeado. A continuación, se marcan las juntas de control con la ranuradora. Estas juntas deben ser profundas, aproximadamente un cuarto del espesor de la losa. Para una losa de 10 cm, la junta debería tener 2.5 cm de profundidad. Estas juntas crean un plano de debilidad que "invita" a que las inevitables grietas por contracción se formen de manera recta y controlada en lugar de aleatoriamente por toda la superficie.
Paso 4: El alisado final con llana (Troweling)
El llaneado es el paso que proporciona el acabado liso y denso característico de los suelos de garajes o interiores. Se realiza cuando el hormigón está lo suficientemente firme como para que una persona pueda arrodillarse sobre una tabla colocada en la superficie sin dejar una marca profunda. Este proceso se realiza en varias pasadas. En la primera pasada, la llana de acero se mantiene lo más plana posible contra la superficie, usando movimientos amplios y arqueados. Con cada pasada subsiguiente, el hormigón se irá endureciendo, y deberás inclinar ligeramente el borde de ataque de la llana. Esta inclinación aumenta la presión, puliendo y compactando aún más la superficie hasta lograr la suavidad deseada.
Creando texturas y acabados especiales
No todo el hormigón tiene por qué ser liso como un espejo. A menudo, especialmente en exteriores, se busca una superficie con textura para mejorar la seguridad y la estética.
Acabado con escoba para una superficie antideslizante
El acabado de escoba es uno de los más comunes para aceras, patios y rampas. Proporciona una excelente tracción, incluso en mojado. Se realiza después del flotado y, si se desea, una primera pasada de llana, pero antes de que el hormigón se endurezca por completo. Simplemente se arrastra una escoba de cerdas duras por la superficie en una sola dirección. La presión y el tipo de cerdas determinarán la rugosidad de la textura. Para un aspecto profesional, asegúrate de que todas las pasadas de la escoba sean paralelas y uniformes. Es recomendable comenzar en el punto más alejado y trabajar hacia la salida para no pisar el acabado fresco.
El curado: el paso final para una máxima durabilidad
El trabajo no termina cuando la llana se guarda. El curado es, posiblemente, el paso más crítico para garantizar que el hormigón alcance su máxima resistencia y durabilidad. Un curado inadecuado es la causa principal de las superficies débiles y agrietadas. El objetivo del curado es mantener el hormigón húmedo y a una temperatura estable durante sus primeros días de vida, permitiendo que la reacción química de hidratación del cemento se complete correctamente.
Existen varios métodos efectivos de curado:
- Cubierta de plástico o mantas de curado: Cubrir la losa con láminas de polietileno o mantas de curado especiales atrapa la humedad y protege la superficie. Es importante que la cubierta esté en contacto directo con el hormigón para evitar manchas.
- Riego continuo: Mantener la superficie constantemente húmeda mediante un rociado fino de agua (neblina) es un método excelente, aunque requiere una fuente de agua constante. No se debe permitir que la superficie se seque y se vuelva a mojar, ya que esto puede causar estrés térmico.
- Compuestos de curado: Son productos químicos líquidos que se pulverizan sobre la superficie fresca. Forman una membrana invisible que sella la humedad, permitiendo un curado uniforme sin necesidad de agua adicional. Es una opción muy práctica y eficiente.
El proceso de curado debe durar un mínimo de 3 a 7 días, dependiendo de las condiciones climáticas. En climas cálidos, secos o ventosos, es aún más crucial proteger el hormigón para evitar una evaporación demasiado rápida del agua.
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