
El arte del cardado de lana: Guía completa para preparar tus fibras
Herramientas esenciales para el cardado manual
El cardado es un paso meditativo y fundamental en la preparación de la lana, situado entre el lavado del vellón y el hilado final. Su objetivo es desenredar, limpiar los últimos restos de materia vegetal y, lo más importante, alinear las fibras para crear una preparación homogénea y aireada. Este proceso transforma un montón de mechones de lana en una nube de fibra lista para convertirse en hilo o en una pieza de fieltro. Para iniciarse en este arte, las herramientas principales son las cardas manuales.
Cardas manuales: Tus compañeras de inicio
Las cardas manuales son la herramienta más accesible y tradicional para el cardador principiante. Consisten en un par de palas de madera, generalmente rectangulares o ligeramente curvadas, con un mango para su sujeción. La superficie de trabajo está cubierta por una tela de carda, que es una base flexible (de cuero o caucho) de la que sobresalen miles de finas y resistentes púas de metal inclinadas en una misma dirección.
Una consideración clave al elegir cardas es el TPI (Teeth Per Inch), o número de púas por pulgada cuadrada. Esta densidad determina para qué tipo de fibra es más adecuada la carda:
- Baja densidad (p. ej., 54 o 72 TPI): Estas cardas tienen púas más gruesas y espaciadas. Son ideales para trabajar con lanas de fibra gruesa y rústica, como las de las razas Churra o Lacho. También son eficientes para un primer cardado de vellones con mucha suciedad o materia vegetal, ya que permiten que los residuos caigan con más facilidad.
- Alta densidad (p. ej., 108 o 120 TPI): Con púas más finas y juntas, estas cardas son perfectas para fibras delicadas y de poco diámetro, como el Merino, la Alpaca, el Angora o el Cachemir. Un TPI alto permite alinear estas fibras finas de manera más eficiente sin dañarlas.
Elegir el TPI correcto no es un capricho, sino una necesidad para tratar la fibra adecuadamente y facilitar el trabajo. Usar una carda de 72 TPI en lana Merino muy fina puede no alinear las fibras correctamente, mientras que usar una de 120 TPI en una lana basta puede ser una tarea frustrante y casi imposible.
Preparación de la lana antes del cardado
El éxito del cardado comienza mucho antes de coger las cardas. La fibra debe estar en un estado óptimo: completamente limpia y seca. Cardar lana sucia no solo introduce la suciedad en la preparación final, sino que también daña la tela de las cardas, desgastando las púas y acumulando grasa y polvo que son difíciles de limpiar.
El lavado y secado correcto
El vellón crudo debe lavarse para eliminar la lanolina (grasa natural), el sudor y la suciedad acumulada. El proceso debe ser suave para evitar que la lana se afieltre. Se sumerge la lana en agua muy caliente con un jabón específico para lana o un detergente con pH neutro. Nunca se debe agitar o frotar la lana en el agua. Simplemente se deja en remojo, se escurre suavemente y se repite el proceso con agua limpia a la misma temperatura hasta que salga clara. Para secar, se exprime el exceso de agua (sin retorcer) y se extiende en una capa fina sobre una malla o una toalla en un lugar aireado, lejos de la luz solar directa.
El desmotado o apertura de las fibras
Una vez seca, la lana no se pone directamente en las cardas. Primero hay que realizar el "desmotado" o "picking". Este paso consiste en separar a mano los mechones de lana, abriéndolos y esponjándolos. Al hacerlo, se rompen los mechones compactados por el lavado, se permite que caigan los últimos trozos de paja o semillas y se crea un material mucho más ligero y aireado. Este pre-tratamiento es crucial.
Un buen desmotado previo puede reducir el tiempo de cardado a la mitad y mejora significativamente la calidad y la uniformidad del resultado final.
Técnica de cardado con cardas manuales: Paso a paso
Con la lana ya limpia, seca y desmotada, es el momento de cardar. La postura es importante: siéntate cómodamente y coloca una de las cardas sobre tu regazo, con las púas hacia arriba. Esta será tu carda estacionaria. La otra, la carda activa, la sostendrás con tu mano dominante.
Paso 1: Cargar la carda estacionaria
Toma un pequeño puñado de lana esponjada y "píntala" sobre las púas de la carda estacionaria. El movimiento es ligero, como si estuvieras aplicando una capa fina de pintura. No sobrecargues la carda; las puntas de las púas deben seguir siendo visibles a través de la lana. Una carga excesiva dificulta el proceso y puede dañar las fibras.
Paso 2: El movimiento de cardado
Sujeta la carda activa y pásala suavemente sobre la carda estacionaria. El movimiento no es de frente, sino un arco suave: comienza con los mangos casi juntos y termina con ellos separados. Las púas de ambas cardas deben pasar unas junto a otras, sin chocar ni aplastarse. Imagina que las púas de la carda activa están "peinando" las fibras que están en la carda pasiva. El sonido debe ser un susurro suave, un "shhh". Si escuchas un ruido metálico y áspero, estás presionando demasiado fuerte.
Paso 3: Transferir la fibra
Después de tres o cuatro pasadas, la mayor parte de la fibra se habrá transferido a la carda activa. Ahora, para continuar alineando las fibras, debes transferirlas de vuelta. Para ello, invierte el gesto: acerca los extremos de las cardas (la parte opuesta al mango) y, con un movimiento de muñeca, engancha la fibra de la carda activa con las púas de la estacionaria para pasarla de nuevo. Repite el proceso de cardado. Generalmente, se realizan dos o tres transferencias para obtener una capa de fibra bien alineada y homogénea.
Paso 4: Crear el rolag
Cuando la lana se vea como una nube uniforme y sin grumos, está lista para ser retirada. Con el borde de la carda vacía (o la activa), levanta suavemente la capa de lana de la otra carda, desde la punta hacia el mango. Una vez despegada, usa las propias púas o tus dedos para enrollar esta lámina de fibra sobre sí misma, desde el extremo más alejado hacia el mango. El resultado es un pequeño cilindro aireado llamado rolag. Los rolags son la preparación tradicional para el hilado de tipo woolen o cardado, que produce hilos con mucho aire, elásticos y cálidos.
Consejos prácticos y errores comunes
Consejos para un cardado perfecto
- Menos es más: Es tentador cargar mucha lana para ir más rápido, pero el resultado es siempre mejor trabajando con pequeñas cantidades bien distribuidas.
- La paciencia es clave: El cardado es un proceso rítmico y casi meditativo. Disfruta del contacto con la fibra y no te apresures.
- Limpieza de herramientas: Después de cada sesión, limpia las fibras sobrantes de tus cardas con un cepillo pequeño y duro o una herramienta específica para ello.
- Experimenta con mezclas: El cardado es el momento ideal para ser creativo. Mezcla diferentes colores de lana para crear degradados, o añade otras fibras como seda, lino o fibras sintéticas brillantes para crear texturas únicas en tus hilos.
Errores a evitar
- Cardar lana húmeda o sucia: Es el error más grave. Arruina la preparación, puede oxidar las púas y deja las herramientas pegajosas y difíciles de usar.
- Presionar con demasiada fuerza: Un movimiento brusco o con mucha presión no alinea mejor las fibras, sino que las rompe (creando neps o bolitas) y daña las púas de las cardas.
- Ignorar el TPI de la fibra: Luchar con una herramienta inadecuada para tu lana solo te traerá frustración. Asegúrate de que tus cardas son compatibles con el tipo de fibra.
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