
Cómo adiestrar a tu periquito para que se pose en tu mano
Estableciendo las bases: paciencia y un entorno seguro
El adiestramiento de un periquito para que se pose en la mano es un proceso que se basa, por encima de todo, en la confianza. Antes de iniciar cualquier tipo de entrenamiento, es fundamental que el ave se sienta segura en su nuevo hogar. Durante los primeros días o incluso semanas, tu principal objetivo es convertirte en una presencia calmada y predecible. Coloca la jaula en una habitación donde la familia pase tiempo, pero no en el centro del caos. Esto permite que el periquito se acostumbre a vuestra presencia y a los ruidos cotidianos sin sentirse amenazado.
Habla con tu periquito con una voz suave y tranquila cada vez que pases cerca de su jaula. Puedes leerle un libro, contarle cómo te ha ido el día o simplemente repetir su nombre. El contenido no importa; lo que cuenta es el tono. Evita los movimientos bruscos y los ruidos fuertes cerca de la jaula. La idea es que tu ave asocie tu presencia con calma y seguridad, no con estrés o miedo. No intentes tocarlo ni introducir la mano en la jaula durante esta fase inicial. La paciencia aquí sentará las bases para todo el éxito futuro.
Los primeros pasos hacia el contacto
Una vez que tu periquito parezca relajado con tu presencia cerca de la jaula (no se agita, no intenta huir frenéticamente), puedes empezar a introducir tu mano en su espacio personal de una manera muy gradual.
La mano como parte del paisaje
Comienza por simplemente apoyar tu mano en el exterior de la jaula, lejos de donde esté el periquito. Mantenla ahí durante unos minutos mientras le hablas suavemente. Haz esto varias veces al día, en sesiones cortas. El objetivo es que el periquito deje de ver tu mano como una amenaza potencial y la acepte como un objeto inofensivo más en su entorno. Si el ave se muestra nerviosa, retira la mano lentamente y prueba de nuevo más tarde o al día siguiente, quizás por menos tiempo o un poco más lejos.
Cruzando el umbral: la mano dentro de la jaula
Cuando tu periquito ignore por completo tu mano en el exterior de la jaula, es hora de dar el siguiente paso. Abre la puerta de la jaula muy despacio y coloca tu mano justo dentro, cerca de la entrada. No te muevas. Mantén la mano completamente quieta. Es probable que el periquito se aleje o te observe con recelo. Es una reacción normal. Mantén la mano dentro solo por un minuto o dos y luego retírala lentamente. Repite este ejercicio diariamente, aumentando gradualmente el tiempo que tu mano permanece dentro. La meta es la desensibilización: tu mano dentro de su casa no significa peligro.
Asociación positiva: el poder de los premios
El siguiente gran salto consiste en transformar tu mano de un objeto neutro a uno deseable. La forma más efectiva de lograrlo es a través del refuerzo positivo, utilizando sus golosinas favoritas. El mijo en rama es, para la mayoría de los periquitos, un manjar irresistible y una herramienta de entrenamiento fantástica.
El puente del mijo en rama
Sostén un trozo largo de mijo en rama y ofréceselo a través de los barrotes de la jaula. Al ser largo, tu mano estará a una distancia segura. Deja que lo mordisquee. Una vez que lo acepte con confianza, empieza a ofrecerlo por la puerta abierta de la jaula. Poco a poco, a lo largo de varias sesiones, ve sujetando la rama de mijo cada vez más cerca de tu mano, obligando al periquito a acercarse un poco más a tus dedos para poder comer. Este proceso le enseña que acercarse a tu mano trae recompensas deliciosas.
El tesoro en la palma de tu mano
Cuando tu periquito coma mijo de tu mano sin dudarlo, es el momento de la prueba de fuego. Coloca unas pocas semillas o un trocito de mijo en la palma de tu mano abierta y mantenla quieta dentro de la jaula. Esto requiere un nivel de confianza mucho mayor. Tu periquito tendrá que decidir si la recompensa vale la pena el riesgo de tocar tu piel. Sé extremadamente paciente. Puede que solo te mire durante varias sesiones. Eventualmente, la curiosidad y el apetito ganarán, y se atreverá a tomar el premio. Este es un hito monumental en vuestra relación.
El gran momento: el comando "sube"
Una vez que tu periquito come de tu palma con regularidad y sin miedo, está listo para aprender a subirse a tu dedo. Este es el objetivo final del entrenamiento manual.
La técnica del dedo-percha
Con la mano dentro de la jaula, en lugar de ofrecer comida en la palma, presenta lentamente tu dedo índice como si fuera una percha. Acércalo a la altura de su pecho, justo por encima de sus patas. Con suavidad, ejerce una ligera presión en su abdomen inferior. Este es un reflejo instintivo para los pájaros; al sentir la presión, tienden a dar un paso hacia arriba para mantener el equilibrio. Mientras lo haces, di una palabra clave clara y consistente como "sube" o "arriba". En el instante en que ponga una o ambas patas en tu dedo, elógialo con entusiasmo y ofrécele un premio con la otra mano. Al principio, déjalo que se baje inmediatamente. Las primeras sesiones deben ser muy cortas y exitosas.
Practicando fuera de la jaula
Cuando domine el comando "sube" dentro de la jaula, puedes empezar a practicar fuera. Asegúrate de que la habitación sea segura para el ave: cierra puertas y ventanas, apaga ventiladores, cubre los espejos y aleja a otras mascotas. Saca al periquito en tu dedo y deja que explore este nuevo nivel de libertad contigo. Mantén las sesiones cortas y divertidas, siempre terminando con una nota positiva antes de que se canse o se asuste.
Claves del éxito y errores comunes a evitar
El adiestramiento es un viaje, no una carrera. Ten en cuenta estos consejos para que el proceso sea fluido y gratificante para ambos.
- Qué hacer: Sé constante y practica todos los días, aunque solo sea por unos minutos. Utiliza siempre una voz calmada y positiva. Mantén las sesiones de entrenamiento cortas (5-10 minutos) para evitar que el ave se estrese. Termina siempre la sesión con un logro, por pequeño que sea.
- Qué no hacer: Nunca persigas a tu periquito con la mano ni lo agarres a la fuerza. Esto destruirá toda la confianza que has construido. No grites ni castigues al ave; no entienden el castigo y solo les generará miedo. Si el periquito muestra signos de estrés (plumas erizadas, respiración agitada, intentos de picotear), detén la sesión y vuelve a intentarlo más tarde.
Recuerda que cada periquito es un individuo con su propia personalidad y ritmo de aprendizaje. Algunos pueden subirse a tu mano en una semana, mientras que otros pueden necesitar meses. El verdadero premio no es solo tener un pájaro que se posa en tu dedo, sino el increíble vínculo de confianza y amistad que construirás en el camino.
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